LOS JUEGOS DE PODER ENTRE EL PSICOTERAPEUTA Y EL NIÑO EN LA HORA DEL DIAGNÓSTICO
Arantxa-Nadia Coca Vila. Artículo publicado en Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista, 51, 10-14. (2004)
El objetivo de este trabajo es exponer las observaciones realizadas en las sesiones de psicoterapia con niños de 5 a 9 años de edad acerca de cómo se viven los Juegos Psicológicos entendidos como Juegos de Poder.
Se estudian diferentes tipos de relación que se pueden desarrollar en la psicoterapia entre niño y terapeuta , analizando los riesgos que existen en cada una de ellos de crear situaciones que induzcan al juego entre ambos. También se analiza qué conductas de ejercicio de poder puede manifestar el niño en la sesión psicoterapéutica, con el objeto de reconocerlas cuando aparezcan.
LA HORA DE JUEGO DIAGNÓSTICO
El conjunto del trabajo psicoterapéutico con niños menores de 12 años presenta un sinfín de situaciones y matices diversos que caracterizan la vivencia del propio proceso de intervención y, por tanto, es necesario centrarse en una parte concreta de la terapia para entender las circunstancias que la condicionan en particular.
Así, en el presente trabajo se analizará qué sucede en la hora del juego diagnóstico, haciendo referencia exclusivamente a esta parte concreta del proceso psicoterapéutico a lo largo de sus sesiones (generalmente entre 2 y 3) y no a la hora de intervención general. Y nos centramos en la hora de juego diagnóstico (desde ahora, HJD) por las siguientes razones:
Estos aspectos convierten la HJD en una de las partes del proceso terapéutico más delicada y crucial. Delicada, por la facilidad con que se pueden generar oportunidades para los juegos psicológicos entre ambos actores debido a la fragilidad que caracteriza todo inicio de una nueva relación, las expectativas creadas por ambos y los condicionantes que aporta el propio trastorno del niño. Es decir, es la parte del proceso terapéutico donde se pueden apreciar más los juegos de poder.
Crucial también, porque de cómo se supere esta etapa quedarán establecidos no sólo el diagnóstico sino, aún y más importante, la relación terapéutica que condicionará la intervención posterior.
LA RELACIÓN ENTRE NIÑO Y TERAUPEUTA
Así, pues, y tomando conciencia de esto, en la HJD uno de los objetivos principales que debe marcarse el terapeuta es evitar todo preludio o indicio por parte del niño a iniciar o crear una relación de juegos. Pero, ¿cómo se manifiestan los juegos psicológicos en la terapia infantil? Sencillamente, estableciendo relaciones de tipo simbiótico entre ambos.
Berne ya hizo mención de los juegos en terapia (Berne, 1974) concluyendo que la relación entre psicoterapeuta y cliente debe mantenerse, en todo momento, neutral partiendo del Adulto Integrado del terapeuta.
En el caso de la terapia infantil, existen tres formas de relación terapeuta-niño. Cada una de ellas representan diferentes estados con que los actores viven su relación pero sólo una evita las relaciones simbióticas.
En la primera, el niño percibe el terapeuta como un Padre Crítico (PC) y automáticamente responderá desde su Niño Adaptado Rebelde (NAR). Esto sucede especialmente cuando el terapeuta ayuda o dirige al niño en alguna actividad o situación concreta cuando éste no le ha solicitado dicha ayuda. La acción del terapeuta suele ser vivida por el niño como una persecución. Como señala Ramond (1990), los juegos tienen lugar a partir de roles complementarios. En este caso, estamos ante un racket de tipo II Padre a la búsqueda de Niño con una Posición Existencial OK/NO OK. Veamos un ejemplo:
En la segunda forma de relación, el niño ve al terapeuta como un Padre Nutricio (PN), y automáticamente responde desde su Niño Adaptado Sumiso (NAS). Eso ocurre cuando el terapeuta alaba una conducta concreta de éste, por ejemplo recoger todos los juguetes o limpiar la mesa, con un ¡Muy bien! o ¡Gracias!. Se trata de un racket de tipo I Niño a la búsqueda de Padre, que mueve una Posición Existencial NO OK/OK. Lo que se obtendrá en la terapia será lo siguiente:
La tercera forma de relación es la no-simbiótica. En ella, el niño invita al terapeuta a que manifieste su propio Miniguión, o bien intenta atraerlo hacia una conducta concreta que el pequeño desea porque sintoniza con su propio Miniguión. Generalmente se trata de juegos de provocación donde se suele tantear al terapeuta. Veamos algunos ejemplos:
¡¡Tengo sed!! pausa- ¡¡He dicho que tengo sed!!. El terapeuta puede responder trayéndole el agua, rescatándolo.
El niño realiza su trabajo muy despacio, de manera que el terapeuta puede responder ¡Date prisa!.
Después de jugar, el niño dice: voy a guardar todos los muñecos, de manera que el terapeuta puede responder: ¡Muy bien!.
En las dos primeras formas de relación, el terapeuta provoca con su actuación respuestas racketerizadas del niño (y recordemos que este tipo de respuestas pretenden hacer cumplir o confirmar relaciones simbióticas que se mantienen en otros contextos). Utilizando términos bernianos, el terapeuta aporta un botón que estimula una determinada respuesta o juego.
En cambio, en esta tercera forma de relación, es el niño el que intenta atraer al terapeuta hacia la misma conducta racketerizada que él mismo quiere (o necesita) aprender a superar. Por tanto, son conductas del niño que buscan en el terapeuta una sobreadaptación, un rescate o una conducta portadora de un driver.
Sin embargo, el terapeuta rechaza la invitación y no entra en el juego, haciendo una observación desde su Adulto Integrado y desde una Posición Existencial OK/OK:
Conducta del niño | Respuesta esperada del terapeuta | Respuesta del terapeuta |
---|---|---|
¡¡Tengo sed!! pausa- ¡¡He dicho que tengo sed!! | Le trae el agua (rescate) | Yo también tengo sed. Pensemos qué podemos hacer para beber. |
El niño trabaja muy despacio. | Date prisa (driver corre-corre). O no comenta nada (sobreadaptación). | Veo que haces tus trabajos con tiempo. O bien ¿Qué opinas del trabajo que estás haciendo, te gusta, es difícil, etc? |
Voy a guardar todos los muñecos. | Muy bien (driver complace). | Veo que has decidido guardar los muñecos o bien ¿Siempre eres tan ordenado? ¿Quién te lo pide en casa?. |
Por tanto, y recogiendo lo hasta ahora dicho, concluimos que, a partir de la actuación del terapeuta, el niño puede desarrollar las siguientes actitudes:
Por tanto, los juegos de poder son una lucha por establecer el lazo simbiótico con el otro o, lo que es lo mismo, por tomar el control ya sea del otro, de la situación o del ambiente.
EL PODER Y EL CONTROL EN EL NIÑO
El niño, ante su incapacidad por elaborar lo que está viviendo o ha vivido y la confusión emocional consecuente, compensa esa falta de control interno por otro de externo (Winnicot, 1996), generando así oportunidades para manifestar su mini-guión. En el marco de la psicoterapia infantil (dejo aquí el trabajo reeducativo a parte), donde se trabaja con niños desestructurados emocionalmente, es fácil pues encontrar conductas en los pequeños que manifiestan la necesidad de control del ambiente o de la situación. Veamos algunos ejemplos:
- Deseo de mover el mobiliario de la habitación.
- Abrir/cerrar las luces/ventana/puerta repetidamente.
- Pedir ir al WC repetidamente.
- Hacer preguntas personales al terapeuta.
- Atribuir al terapeuta hechos o palabras que ha realizado o dicho el niño.
- Decir al terapeuta lo que debe hacer.
- Impedir que el terapeuta tome notas.
- No aceptar la consigna del terapeuta.
- Exigir al terapeuta algún objeto o información o acción reiteradamente.
- Imitar al terapeuta de forma burlesca, insultarle o hacer ver que lo mata.
- Deseo de salir a ver a su mamá.
Veamos ahora algunos ejemplos de estas conductas:
Su impulsor sé perfecto le impide tolerar la frustración. Manifiesta ansiedad por la pérdida de control del ambiente, llegando a manifestarse de forma persecutoria y con agresividad. Busca el control a partir del dominio del ambiente y también de sus propias tareas desempeñando las de tipo escolar que seguramente son las más conocidas para ella.
El niño ya no acepta el rol del terapeuta como observador no-participante, aumentando su ansiedad persecutoria lo cual produce una modificación en su adecuación a la situación diagnóstica. De esta forma intenta mantener control sobre el terapeuta acaparando toda su atención.
EL PODER Y EL CONTROL EN EL TERAPEUTA
Es importante que el psicoterapeuta aprenda a ejercer un control de su propia ansiedad ante las provocaciones o invitaciones que recibe del niño de desarrollar una respuesta racketerizante. Partiendo de su Adulto Integrado, debe:
CONCLUSIONES
El principal objetivo que el terapeuta debe marcarse en la HJD es facilitar que el niño quede abierto o expuesto a comportarse de una marea predecible según su Mini-guión, es decir, que manifieste síntomas de su Guión de Vida o futuro Guión de Vida, ya que esta información es determinante para el resto de la terapia. Esas conductas del niño invitarán al terapeuta a salir de su Adulto Integrado, a lo que deberá resistirse, aguantando la presión con el objeto de no perder su objetividad.
Para ello, la respuesta del terapeuta debe estar dirigida a reflejar los sentimientos que está expresando en ese momento el pequeño, así como los pensamientos, las conductas e intuiciones. Precisamente, la habilidad de poder hacer un feedback al niño del análisis de lo que está pasando permite al niño buscar respuestas y recursos más allá de las marcados por sus Mandatos internos, dándole permiso para que crezca según su propio sentimiento del self y por tanto potenciando su Niño Libre.
Lo más importante, sin embargo, es que el terapeuta recuerde que las decisiones, actividades e insights hechos por el pequeño en la terapia deben ser el resultado de la agenda del niño, no de la suya.
REFERENCIAS:
Berne, E. (1974). ¿Qué dice Vd. después de decir hola? Barcelona: Grijalbo.
Ramond, Cl. (1990). Lanalyse transactional dans léducation. Paris: La méridienne édition.
Winnicott, D.W. (1996). Realidad y juego. Barcelona: Gedisa.
LLIBRES
HIJOS ALIENADOS. CÓMO ACTUAR CUANDO TU HIJO HA SIDO MANIPULADO
Manual de supervivencia para el día a día
Editorial Almuzara, Córdoba (2021)
PAREJAS AL BORDE DE UN ATAQUE DE NERVIOS
Un manual superenrollado para aprender a amar
(En castellà)
Zenith Editorial, Madrid, 2019
HIJOS MANIPULADOS TRAS LA SEPARACIÓN
Cómo detectar y tratar la alienación parental
Editorial Viena, Barcelona (2007).
Coautora amb Doménec Luengo.
EL CREIXEMENT EMOCIONAL DEL NEN
El món dels sentiments dels 0 als 12 anys.
Editorial Viena, Barcelona (2005).
PARENTAL ALIENATION
DSM-5, AND ICD-11
CHARLES C THOMAS · PUBLISHER, LTD.
Arantxa Coca i Domènec Luengo, col·laboradors.